En esta entrevista hablamos de hábitos que lo potencian el amor propio como es una alimentación consciente que estabiliza la energía, momentos de silencio y meditación para ordenar la conversación interna, lectura para ampliar perspectivas y reconciliación con la propia esencia para tomar decisiones desde la coherencia.
Para Luz, liderarnos empieza por observarnos sin juicio y crear pequeñas rutinas sostenibles que, sumadas, cambian el tono de nuestra vida.
El amor propio, como lo explica Luz, empieza por mirarnos con aprecio real: me gusta quién soy hoy, y al mismo tiempo acepto lo que debo mejorar, cambiar, pulir o incorporar. No se trata de buscar una versión “perfecta” sino de construir una relación honesta con nosotros mismos, de manera que se reconozcan fortalezas, nombrar vacíos y comprometernos con hábitos que nos expanden como la alimentación consciente, una lectura que nutra la mente, meditación para ordenar la voz interna y ejercicios de reconciliación con nuestra esencia.
Poner límites también es amor propio. Aprender a decir “no” cuando algo desborda nuestra energía o nos aleja de lo que somos, cuidar la atención, mover el cuerpo, priorizar vínculos sanos… todo esto es disciplina cariñosa. Son decisiones concretas que protegen nuestra claridad mental y emocional, reducen el ruido y fortalecen el foco para elegir con criterio, no por impulso.
Y, sobre todo, el amor propio se alinea con propósito de vida. Entender para qué hacemos lo que hacemos, qué legado queremos construir y desde dónde tomamos decisiones. Es responsabilidad y coherencia: pedir ayuda cuando hace falta, sostener hábitos que nos hacen bien incluso cuando incomodan y avanzar paso a paso hacia una versión más auténtica y útil de nosotros mismos.
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