Enfrentar una enfermedad terminal es, sin duda, uno de los momentos más desafiantes para cualquier ser humano. No solo implica lidiar con el deterioro físico y los tratamientos médicos, sino también con profundas emociones, preguntas existenciales y cambios en la dinámica familiar. Por eso, brindar una atención integral que contemple no solo el cuerpo, sino también la mente, las emociones y el entorno social, se convierte en un acto de humanidad y dignidad.
La atención integral a pacientes en fase terminal implica acompañar el proceso con sensibilidad y profesionalismo, escuchar activamente sus necesidades, aliviar el sufrimiento y respetar sus decisiones. Pero este acompañamiento no puede quedarse solo en el paciente; también debe extenderse a su familia, que atraviesa duelos anticipados, angustias y grandes exigencias emocionales. Ofrecerles apoyo psicosocial y herramientas para afrontar la situación es clave para que este tránsito, aunque doloroso, no sea desolador.
Sobre este tema conversamos con la médica y psicooncóloga Juliana Echavarría, quien ha dedicado buena parte de su carrera a comprender el proceso del morir y a fortalecer los sistemas de cuidado paliativo. En esta entrevista nos comparte su visión, experiencias y recomendaciones para abordar la etapa final de la vida con respeto, compasión y sentido humano.
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