El coaching ontológico es, ante todo, un camino de transformación profunda que va más allá de simples instrucciones o metas. A diferencia de otras formas de coaching, el enfoque ontológico se centra en el «ser» de las personas, invitándolas a un proceso de autodescubrimiento que facilita el cambio desde adentro. En este sentido, su aplicación resulta menos común en entornos organizacionales, aunque su potencial es inmenso.
El coaching ontológico busca que la persona aprenda sobre sí misma, sus creencias, pensamientos y emociones, promoviendo un cambio genuino y sostenido. Este enfoque, aunque menos conocido, aporta un valor especial en empresas que desean impulsar un desarrollo humano integral en sus equipos, potenciando la autenticidad y la autoconciencia en cada miembro.
El impacto de este tipo de coaching en una organización es significativo, ya que permite a los colaboradores reconocer sus fortalezas y áreas de mejora partir de la construcción de una versión mejorada de sí mismos. Adriana López destacó en la entrevista que, cuando una persona toma conciencia de su «ser» y sus posibilidades, puede generar cambios profundos no solo a nivel individual, sino también en su entorno laboral, mejorando la comunicación, la empatía y la cohesión en el equipo. Así, el coaching ontológico no solo beneficia a la persona en su crecimiento personal, sino que también crea bases sólidas para una cultura organizacional más humana y conectada.
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