La reforma a la salud: Una apuesta financiera de $99,6 billones de pesos

En medio de críticas y tensiones políticas se presentó ante el Congreso de la República una nueva versión de reforma a la salud, la cual tiene un costo proyectado del sistema de salud para 2025 que alcanzará los $99,6 billones de pesos.

La reciente aprobación por parte del Ministerio de Hacienda de la reforma a la salud del gobierno de Gustavo Petro ha encendido el debate en Colombia. El costo proyectado del sistema de salud para 2025 alcanzará los $99,6 billones, según confirmó la viceministra técnica de Hacienda, Martha Villaveces. Aunque se garantiza la sostenibilidad del sistema, esta cifra ha sido objeto de controversia entre legisladores, economistas y expertos del sector.

El Gobierno sostiene que la reforma es fiscalmente viable, ya que el impacto se ajusta al marco fiscal de mediano plazo, con ingresos que provendrán de cotizaciones, el Sistema General de Participaciones y otras fuentes como las cajas de compensación y el Soat. Además, se plantea la unificación de los regímenes contributivo y subsidiado, lo que podría modificar las transferencias dentro del sistema.

Sin embargo, voces críticas han surgido, alertando sobre los desafíos financieros que enfrenta el sistema de salud. La senadora Norma Hurtado expresó su preocupación por la deuda acumulada hasta el cierre de 2024, que se estima en $5,3 billones. Según ella, el aval del Ministerio de Hacienda está condicionado a la resolución de estas deudas, algo que considera fundamental para avanzar.

En la misma línea, Paul Rodríguez, experto en economía de la Universidad del Rosario, señaló que la reforma no aborda los problemas financieros de fondo. Para él, la falta de claridad sobre cómo se manejará el gasto en salud en el futuro es uno de los puntos más preocupantes. Además, Rodríguez advirtió que el gasto es difícil de contener, lo que promete ser uno de los principales temas de discusión en los próximos meses.

Las críticas también se han centrado en la forma en que se radicó el proyecto. Varios congresistas, como Andrés Forero del Centro Democrático, acusaron al Gobierno de presentar la reforma «a escondidas», sin contar con la participación de pacientes, médicos o académicos. Forero calificó la reforma como un intento de «estatizar la salud» y destruir un sistema que ha tardado 30 años en construirse.

El representante Luis Miguel López, del Partido Conservador, agregó que la reforma se presentó «de espaldas al país» y en un contexto de crisis por la escasez de medicamentos, lo que ha afectado gravemente a los pacientes. Para López, es necesario que la reforma garantice el acceso a medicamentos y fortalezca el sistema de salud.

Por su parte, el Gobierno ha defendido el proceso, argumentando que ha habido concertación con todos los sectores implicados. El ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, subrayó que el texto de la reforma ha sido ajustado tras escuchar a asociaciones de pacientes, gremios y EPS, aunque reconoció que existen diferencias que deberán discutirse en el Congreso.

A pesar de los ajustes, la reforma sigue enfrentando una resistencia significativa tanto dentro como fuera del Congreso. Representantes de partidos como la Alianza Verde y líderes de opinión, como el exministro Alejandro Gaviria, han cuestionado la falta de diálogo y la similitud del actual proyecto con el que fue hundido en abril pasado.

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En medio de este panorama de críticas y divisiones, la reforma a la salud avanza hacia su debate en el Congreso, con una discusión que promete ser intensa y con temas pendientes como la contratación de prestadores de servicios y la resolución de los problemas financieros que enfrenta el sistema.

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