El señalamiento llega cuando la propia consulta está en vilo con el fallo del Consejo Nacional Electoral que aprobó la fusión del Pacto como partido, pero excluyó a Colombia Humana y otras colectividades aliadas, decisión que complica la participación de varios precandidatos y abre nuevas dudas operativas sobre el 26 de octubre.
Quintero, por su parte, anunció el 26 de agosto que inscribiría su nombre en la consulta tras dialogar con el presidente Gustavo Petro, y enfrenta a la vez un llamado a juicio por el caso “Aguas Vivas”, que él atribuye a una persecución política. Ambos hechos condicionan su campaña y el cálculo de alianzas territoriales.
No es la primera colisión entre ambos, pues en días recientes, Bolívar ya había calificado a Quintero de “oportunista” y advertido una “interferencia” en el proceso interno, críticas replicadas por otros sectores del progresismo. La controversia suma presión al Pacto justo cuando necesita reglas claras y legitimidad para escoger candidato.
Más allá del ruido, lo verificable hoy es: 1. la acusación de Bolívar existe y fue hecha al aire; 2. la consulta sigue programada para el 26 de octubre en el calendario de la Registraduría, aunque su viabilidad política y logística depende de cómo se resuelva el fallo del CNE; y 3. no hay, por ahora, pruebas públicas que confirmen “acuerdos” concretos de Quintero con otros partidos, más allá de las advertencias del propio Bolívar.
En suma, la disputa combina estrategia territorial, litigios en marcha y una institucionalidad electoral que aún no se estabiliza.
