Esta carga emocional sostenida, muchas veces invisibilizada, puede derivar en agotamiento, ansiedad, depresión y otras afectaciones si no se gestiona adecuadamente. Por ello, cuidar su bienestar psíquico no es un lujo, sino una necesidad urgente y prioritaria, y no solo para el personal de la salud que es el más expuesto, sino para todas las personas.
En entrevista con la trabajadora social Carla Cristiana Saldarriaga, resaltamos la importancia de prestar atención a este tema desde un enfoque preventivo y compasivo. Según ella, los equipos de salud suelen estar tan concentrados en cuidar a los demás, que descuidan su propio estado emocional. Es indispensable que las instituciones promuevan espacios seguros de escucha y contención, así como programas que fortalezcan su salud mental de manera continua.
Cuidar de la salud mental implica también un compromiso personal. Cada profesional y cada ser humano, debe permitirse reconocer sus emociones, límites y necesidades, y buscar apoyo cuando lo requiera. Saldarriaga enfatiza que este cuidado debe ser integral, no solo individual: “no se trata de resistir, sino de aprender a sostenerse con ayuda. El acompañamiento de especialistas en salud mental puede marcar la diferencia entre el desgaste crónico y el equilibrio emocional”. Reconocer y abordar esta dimensión humana es clave para proteger a quienes nos cuidan.
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