El argumento de Quintero es que la Registraduría Nacional y el Consejo Nacional Electoral habrían alterado las reglas del juego, convirtiendo la consulta en un proceso interpartidista que rompe los acuerdos iniciales entre los precandidatos del bloque de gobierno. “No hay garantías, cambiaron las condiciones y vulneraron el espíritu de la unidad”, dijo el exmandatario en un video difundido en sus redes sociales.
El CNE mató la consulta del Pacto Histórico al convertirla, en contra nuestra voluntad, en una consulta interpartidista para evitar que podamos participar en la consulta del frente amplio. No vamos a caer en la trampa. Por esta razón he pedido mi retiro de la misma. pic.twitter.com/POvU5MZLrL
— Daniel Quintero 🇨🇴 (@QuinteroCalle) October 15, 2025
Su salida, sin embargo, no solo sacude al Pacto Histórico, impacta el tablero político antioqueño, en el que Quintero ha intentado construir su base más sólida de apoyo. La decisión deja en entredicho su capacidad de liderazgo en la región, justo cuando buscaba posicionarse como el heredero del petrismo en el centro del país.
“Lo que ocurrió hoy demuestra que no todos en el Pacto estaban dispuestos a jugar limpio”, habría afirmado uno de sus cercanos, en referencia a los roces internos con las campañas de Iván Cepeda y Carolina Corcho, quienes permanecen en la contienda.
El retiro de Quintero es el síntoma más visible de una coalición que se desangra entre desconfianzas, cálculos y egos políticos. Ya en semanas pasadas, figuras como Gustavo Bolívar y Alfredo Saade habían advertido sobre “falta de coherencia y transparencia” en la dirección del movimiento.
Con esta decisión, el Pacto Histórico llega debilitado a su primera gran prueba electoral de 2025. Las divisiones internas no solo son ideológicas, sino territoriales. Quintero pierde terreno en Antioquia, donde los liderazgos locales buscan distanciarse del ruido capitalino y del caos del gobierno central.
Su retiro podría empujar a sectores del progresismo regional —especialmente en Medellín, Itagüí y el Oriente antioqueño— a construir una alternativa propia, desligada de los símbolos partidistas, pero cercana al discurso antiestablecimiento que lo catapultó en 2019.
La consulta del Pacto Histórico, que pretendía unificar a la izquierda en torno a un solo nombre para 2026, queda al borde del colapso. El gesto de Quintero evidencia que la unidad que predicaba Petro ya no se sostiene en los hechos.
En el ambiente político antioqueño, la lectura es que el exalcalde apostó por retirarse antes de ser derrotado internamente y de esa manera cuidar su narrativa de víctima institucional.
El proyecto que alguna vez prometió transformar Medellín y expandir esa visión al país enfrenta hoy su mayor reto como es sobrevivir sin partido, sin consulta y sin coalición.