El Ministerio de Hacienda de Colombia ha puesto freno al avance del proyecto de reforma del Sistema General de Participaciones -SGP, que busca duplicar el porcentaje de ingresos que las regiones reciben de la Nación, llevándolo del 23,8% actual al 46,5%. Aunque el gobierno nacional ha expresado apoyo a esta iniciativa, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, ha dejado claro que, para avanzar, el proyecto necesita ajustes sustanciales y nuevas reglas.
La propuesta de reforma al SGP busca cambiar la forma en que los recursos nacionales se distribuyen a municipios, distritos y departamentos, fondos destinados a servicios básicos como educación, salud y agua. Recursos que actualmente se extraen de los ingresos corrientes de la Nación, financiados por impuestos y otros ingresos estatales, como derechos administrativos y ventas de bienes.
Durante la COP 16, Bonilla fue enfático: “Descentralización sí, pero no así”. A su juicio, el proyecto en su estado actual, aprobado en el quinto debate del Congreso, no es sostenible. La postura de Hacienda es que la propuesta debe incluir el fortalecimiento de las competencias regionales y que el aumento de transferencias se realice de manera gradual, extendiéndose entre 15 y 20 años, en lugar de diez.
Una de las principales condiciones planteadas por Bonilla es que la transferencia de recursos esté acompañada de un análisis profundo sobre las competencias que deben asumir las regiones. Según el ministro, no se trata solo de dar más recursos, sino de garantizar que los territorios estén preparados para asumir mayores responsabilidades.
Además, Hacienda propone que el aumento de recursos sea menor de lo inicialmente planteado. Bonilla sugirió un umbral del 37%, en lugar del 46,5%, en línea con la recomendación de la Misión de Descentralización. Esto, asegura, permitirá un reparto más racional de los ingresos de la Nación, que hoy cubren compromisos como la deuda pública y obligaciones futuras.
“Es hora de quebrar el centralismo”: Rendón
En Antioquia, el gobernador Andrés Julián Rendón ha sido uno de los defensores más firmes de la descentralización, afirmando que es el momento de “quebrarle el espinazo al centralismo», una promesa que, en su opinión, lleva incumplida desde la Constitución de 1991. Su postura ha encontrado eco en diversas regiones que reclaman autonomía financiera para gestionar sus propios recursos.
Un debate en curso
El proyecto, que ha avanzado hasta el sexto de los ocho debates requeridos en el Congreso, ha provocado una profunda división en el gabinete. Para algunos expertos, sus efectos podrían ser tan impactantes como las recientes reformas laboral, pensional y tributaria. Sin embargo, con las condiciones establecidas por Hacienda, el camino hacia una descentralización efectiva, sostenible y adaptada a las realidades regionales todavía tiene varios pasos pendientes en el Congreso.