El operativo digital, que buscó amplificar el mensaje del Ejecutivo, desató una andanada de críticas por el uso de canales institucionales para defender una postura política del Gobierno.
La polémica escaló cuando la senadora Angélica Lozano cuestionó públicamente que cuentas como la del Servicio Geológico —habitualmente dedicada a información técnica sobre sismos y volcanes— difundieran mensajes alineados con la narrativa presidencial. En paralelo, El periódico Tiempo reportó la controversia por los posteos coordinados desde perfiles oficiales de varias entidades, el cual subrayó la inquietud de sectores políticos por un eventual desvío de funciones y recursos.
En medio del ruido, el ex jefe de Despacho de la Presidencia, Alfredo Saade, se atribuyó la autoría de la estrategia y propuso llevarla más lejos: movilizar las cuentas y la voz de más de 200.000 funcionarios —entre planta y contratistas— para construir un “ejército imparable” en defensa del presidente. Saade, hoy precandidato, ha defendido además una Constituyente y el restablecimiento de la reelección presidencial, posiciones que diversos medios consideran abiertamente controversiales.
El telón de fondo fue la alocución del viernes, en la que Petro responsabilizó al modelo de EPS de llevar a la ‘quiebra de la Nación’ y pidió acelerar la reforma a la salud, en respuesta al informe de la Contraloría sobre la situación de la intervenida Nueva EPS.
Desde la oposición, congresistas ya habían usado derechos de réplica frente a alocuciones anteriores sobre la salud, advirtiendo sobre imprecisiones y exceso de propaganda. El patrón —comunicación presidencial intensa por televisión y redes, y ahora eco desde entidades públicas— refuerza el debate sobre los límites entre información de interés general y estrategia proselitista desde el Estado.
Más allá del pulso del día, el episodio exhibe dos planos: uno, la disputa técnica y fiscal sobre el modelo de salud; otro, la consolidación de un ecosistema de comunicación política en el que figuras como Saade ganan protagonismo con propuestas maximalistas.
Con la campaña de 2026 en el horizonte, lo que hoy se libra en redes oficiales puede anticipar la intensidad de la conversación pública y las discusiones jurídicas sobre neutralidad institucional.